Videoart
Plata, hierro, oro, resinas, huesos
Hago joyas con la finalidad de adornar un movimiento, un espacio, un cuerpo.

Isabel Herrera
Pienso en la joya como un acompañante, una pieza que te sigue diciendo cosas cuando te la quitas y la dejas en una mesa, en un cajón, en un baño, u olvidada entre las sabanas. Para mí, es importante que tenga personalidad propia, que se amolde al movimiento del cuerpo que la lleva, a esa danza que la hace lucir diferente. Mis colgantes, anillos, broches, aretes siempre tienen la necesidad de la palabra, les obligo a decir, a transmitir… No hay nada mejor que escuchar: «Me siento desnuda sin él». «Nunca más me lo he quitado».
Cada vez me interesa más usar el espacio, salir del cuerpo, ir y venir. Me interesa la curva, la forma femenina, la línea imperfecta, el círculo que no termina, las olas, me guía el mar, me interesa la calle, me interesa hacer lo que quiera con la pretensión de que digan cosas.
En la Residencia decidí hacer un collar para la casa, que iniciaba en el salón de abajo, entrabas para encontrar un video recitando como un rezo el poema de Eugenio Montejo Papiro Amoroso, luego una mesa llena de objetos recolectados en mis viajes y el collar que te llevaba a la terraza a ver las piezas de plata que había traído a Venezuela.
Ha sido una experiencia gratificante, porque me he encontrado con la instalación, la escultura, el montaje y poner en practica intervenir en un espacio que te protege, y hace de ti un otro, trabajas sin parar, es estar encantado, envuelto en hacer lo que mejor sabes.