La escultura venezolana se construye de heterogéneos discursos que manejan los lenguajes de la tradición y los medios de la contemporaneidad para elaborar el panorama escultórico del país. En Venezuela existen territorios substancialmente ricos en estas manifestaciones, uno de ellos es la Isla de Margarita, cuna de Francisco Narváez el escultor venezolano más importante de todos los tiempos, por lo que éste oficio posee especial raigambre, simbolismo y tradición en la zona.
Heredero de esa escuela ha sido el escultor Valentín Malaver, nativo de la localidad de Guarame en la misma isla, consagrado a semejante pasión por el lenguaje de los volúmenes en el espacio y la decisión de traducir el coro de las piedras isleñas que serpentean cerros y costas.
Dice Juan Carlos Palenzuela sobre su escultura: La obra de Malaver se fundamenta en una abstracción que transmite una idea figurativa… Suelen ser piezas abiertas, atravesadas por cañones internos, cruzadas por ventanas circulares y rematadas por líneas-resortes desplegadas al aire e interrumpidas (1)
La escultura de Valentín Malaver evidencia la evolución de una actitud temeraria ante el material y un denuedo por dominar las cualidades de la roca hasta hacerla maleable, consiguiendo llevarla a lugares impensados, en esa disposición o actitud, encontraremos que es una obra que privilegia la perspectiva y, por tanto, la ilusión… aumentan su expresividad con la caída de la luz que las potencia. Así apreciaremos el dibujo hecho con el taladro o las huellas del cincel… su textura es rica, lisa, pulida, grabada, enlazada, natural, se extiende Palenzuela (2).
A partir de la necesidad de registrar y documentar la obra de artistas referenciales para la historia del arte local, regional y nacional, se organizó un homenaje al escultor margariteño en su pueblo natal, Guarame, ubicado en la Isla de Margarita, el pasado 20 de mayo de 2016 en su casa taller.
Crónicas de lo que le es propio: la naturaleza. Huellas marinas fosilizadas, formas orgánicas metamorfoseadas máquinas, florestas del trópico, sensuales hendeduras pétreas, códigos que invitan a derivar con ellos y andarlos con mirada táctil, a comprenderlos como expresiones de un mismo lenguaje imbuido en la belleza de lo simple, de esa obra amplia, carente de plétoras.
En palabras del mismo artista: mi trabajo tiene mucho que ver con el entorno y con mi realidad. Al parecer mi realidad se ha hecho más consciente, la manera de ver y entender el mundo que me rodea… sin planteármelo y por la constante en mi trabajo, estoy viendo que mi obra va teniendo un discurso, y ese discurso ha ido fluyendo solo. Ese discurso tiene que ver con lo que soy y con lo que he vivido. Insisto, es una experiencia de vida. Por eso podemos ver en mis comienzos esos pájaros que salían y no salían, esos fósiles que parecían llegar a ser fósiles y no terminaban de serlo. Mi constante me está dando un discurso que antes yo no tenía claro (3).
Así llega el escultor a ser quien es y a hacer lo que hace, desde la ejecución misma anima el afán del demiurgo de sí mismo, asiendo la roca que es materia transformada y transformadora.
Valentin Malaver ya no está presente físicamente, y como parte de la voluntad por difundir su obra fue organizado TENSIONES GRABITACIONALES en colaboración entre los colectivos Taller Abierto y Macolla Creativa a través de la gestión de los artistas Malu Valerio, Prada Colón y Julio Loaiza, en compañía de Ofelia de Malaver, la esposa del escultor.
Esta actividad inició con la rehabilitación del patio de la casa taller del artista, que incluyó trabajo de instalación de luminarias, pintura de paredes, mantenimiento de elementos de madera integrados a la infraestructura, poda y desmalezamiento del patio, trabajos de plomería, entre otras acciones concretas en el espacio. En paralelo se desarrolló el registro fotográfico e inició la catalogación de la obra del artista por parte del colectivo. La restauración de dos obras que habían sufrido fracturas, gracias a los escultores Armando Hernández y Maite Valera. El diseño e impresión de los catálogos para la actividad, los cuales fueron realizados de manera artesanal, con la incorporación de grabados alusivos a la obra de Valentin Malaver, diseñados por Malu Valerio y Prada colón, e impresos artesanalmente con el apoyo de los jóvenes artistas locales Daniel Guerra, Darlin Peña, Carlos Susana y América Mejias, acompañados por el maestro escultor margariteño Oswaldo Docha Gutiérrez.
Todo ello concluyó en la acción colectiva multidisciplinaria que durante la tarde-noche tomó la casa del escultor, bajo la voluntad de reavivar la esencia de un artista de gran relevancia, cuya obra trasciende su propia vida y es referente para la escultura venezolana. Esta acción incluyó música oriental, galerones y décimas compuestas e interpretadas por el cantante y compositor decimista Ernesto Da Silva «El Ciclón de Margarita». Recital poético con la presencia de los poetas locales Emilio Malaver, Pedro Rosas, Luis Emilio Romero, Reina Rada, Luis Malaver y Héctor Salvador Valerio, quienes en diálogo con las esculturas verbalizaron sus visiones desde sus enfoques propios, plenos de memorias vívidas, ternura y fraternidad. Todo ello aconteció entre la interacción de los pobladores del sector y los familiares del artista, en compañía de la comunidad cultural local que asistió y participó de la propuesta.
Con este tipo de acciones los colectivos Taller Abierto y Macolla Creativa juntan sus esfuerzos por movilizar el ojo cultural de país hacia localidades plenas de magia y riqueza, donde las artes se manifiestan de forma llana y en franco diálogo con el entorno, correspondiendo a la fuerza local, la historia regional, el contexto natural y la alegría propia del gentilicio margariteño. Y así promover la comprensión de manifestaciones artísticas que se suceden más allá del énfasis que poseen las capitales socio económicas venezolanas.
(1, 2) Palenzuela, Juan Carlos. Milenario hoy. Piedras de Valentín Malaver. Publicado en catálogo de la exposición Rastros del Tiempo, Casa de la Cultura Pueblo de la Mar, Porlamar. 2004.
(3) Fernández, Franklin. La Imagen Doble. Pág. 242-246. Fundación Editorial El Perro y la Rana. Caracas. 2006